Guns and Roses - Appetite for destruction

     Arrancamos este blog por uno de los discos que marcó a muchos de nuestra generación: el inagotable Appetite for Destruction. 

     Recuerdo que cuando lo compré era muy joven pero las sensaciones se me quedaron grabadas para siempre, sobre todo recuerdo los primeros punteos del disco y ese tenue, pero premonitorio, oh my God con el que arranca Welcome to the Jungle, una de las mejores canciones del disco si no la mejor. En su día fue prohibida por MTV debido a la portada que he reflejado más arriba y que posteriormente fue cambiada por el crucifijo con la cara de los componentes de la banda que todos conocemos y que terminó por convertirse en icono de la banda..

     A lo largo del disco podemos escuchar canciones que se han convertido en auténticos himnos: Nightrain, Paradise city, My Michelle y, por supuesto, Sweet child o´ mine. El resto de temas han ido cayendo en el olvido lentamente ya que carecen de la fuerza (o de la suerte) que tienen los antes mencionados, pero que después de 30 años se recuerden tantísimas canciones es toda una muestra del potencial que tuvo en su época y la influencia que tiene en la historia del rock. Es una pena que tanto ahora como en su momento pasasen sin pena ni gloria Rocket queen o Anything goes a pesar de que tenían todo para poder ser hits, estaban un paso por debajo del resto de canciones y la industria discográfica tenía que promocionar otras bandas.

     A pesar del injustísimo puesto 61 que ocupa en la lista de los 500 mejores álbumes de todos los tiempos según la revista Rolling Stone, es ampliamente valorado por todos como una joya y una de esas piezas que siempre salen cuando te preguntan: "Elige cinco discos para llevarte a una isla desierta".

     Como bien es sabido, la banda tuvo múltiples altercados entre sus miembros, pero eso no frenó la evolución musical que ya se atisbaba y que terminó fraguándose en Use your Illusion I & II a través de un sonido más maduro y unas letras más poéticas y simbolistas que dejaran a un lado los problemas de juventud para dar paso a temas más trascendentales inspirados en sus vivencias personales.  
     Lo mejor: la potencia y frescura que tienen todas sus canciones.
  Lo peor: que no pudiesen firmar otro disco de similares características.