Poison - Flesh & Blood

     Y al tercero dieron con la tecla...A pesar de que siempre han sido criticados, incluso considerados como una de las peores bandas del rock más pendientes de su estética y de lo que ahora llamaríamos postureo, sería injusto criticarlos por este tercer álbum ya que está lleno de auténticos hits con una notable técnica, amén de ser un disco muy respetado por los amantes del rock.

     El disco arranca con la intro llamada Strange days of uncle Jack que da paso a los dos primeros grandes temas: Valley of lost souls y Flesh & Blood, ambas son enérgicas y nos van a guiar a través de ese sonido más cuidado con respecto a sus anteriores trabajos.
     No voy a desgranar todos los temas ya que daría para un artículo demasiado extenso, pero sí es recomendable escuchar canciones como life loves a tragedy, ride the wind o come hell or high water para entender el cambio que se produce en esa época, no sólo estéticamente (se empiezan a acabar los maquillajes andróginos) sino todo lo que respecta a producción, arreglos y composición, dejando a un lado las grabaciones más "de garaje" para hacer todo mucho más profesional (en ocasiones demasiado).
     Cualquiera que escuche el disco le vendrá a la cabeza los Bon Jovi de los 80 con una música más cañera y unas baladas que siempre perduraran.

     Uno de los puntos más criticados de Poison, amén de su estilismo lleno de laca, pelo cardado y maquillaje, será el de su guitarrista C.C. Deville, un tanto estridente y con una técnica pobre; sin embargo, en canciones como Ride the wind o Ball and chain mostrará que podría haber dado más de sí a lo largo de su carrera; sin embargo, el grupo pensaba lo mismo que los críticos y en el cuarto álbum de estudio fue sustituido por un virtuoso como Richie Kotzen que resultó ser demasiado guitarrista para que pudiese ser seguido por el resto. Esta nueva formación dio como fruto un cuarto LP, Native tongue, mucho más maduro pero muy alejado de lo que eran Poison.

     Lo que realmente nunca se llegará a entender de este disco es cómo Unskinny Bop, un tema infantil, repetitivo e incluso aburrido a pesar de ser movido, pudo llegar a convertirse en un clásico de la banda.

     Lo mejor: lo divertido que resulta escucharlo.

     Lo peor: que no volviesen a dar con la tecla... Ah, y Unskinny bop.